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Durante minutos innecesarios
elijo la ropa que no llevaré puesta
cuando aparezca esa duda siempre incierta
y convierta en propia la tormenta.
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No seré yo quien veas,
pues correré en dirección opuesta.
Gastaré mis fuerzas en sacarte de la forma más tierna
y entre tus temores se encuentre la certeza
de pensarme siempre de forma incorrecta.
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Ni lágrima suelta ni pena convertida en marea,
pues serán las olas de realidades sinceras
quienes te harán regresar,
a la orilla, conmigo de vuelta.
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