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Cómo desprenderme de ti si toco a las personas con tu tacto. Que te encuentro tan dentro de mí que para sacarte deberé darle la vuelta a mi piel. Cómo convivir con tu ausencia si la tengo siempre presente. Enjaulada en mis recuerdos, quiero dejarte salir, pero es tu sombra quien se ciñe fuerte. Déjame sacarte del dolor, ser corpórea. Cómo podré rendirme a tu extinción. A tu remota vida lejanísima de mi existir. El ocaso del recuerdo nuevo. Siempre retrógrada, retrospectiva. Reduciendo el futuro cada día que no paso contigo. Ayer. Ayer viví y hoy, soy recuerdo.
Diseño cada uno de tus días para contemplarlos, en tu silencio. Diseño cada uno de tus días, para no desconocerte. Hacia atrás, porque no existe mañana. Imagino tu día para no matarte en vida. Me esfuerzo en no dejar marchar el dolor para que no desvanezca cual último pergeño. Descanso sobre mi memoria para no perderla mientras estoy dormida. El día que permute por indiferencia la melancolía, sé que será cuando por primera vez, sienta tu partida.
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